La muerte siempre ha bailado a sus anchas en mi vida.
Crecí con un abuelo fantasma y aunque nos quito al otro
cuando era chica, esa herida me dolió como a un grande.
Después se puso a coquetear por nueve meses con mi
abuela, el mismo tiempo en que se gesta una vida se
apago la de ella.
cáncer, suicidio, accidentes, infarto, asesinato, viejos,
jóvenes, amigos, tíos, abuelos, muerte de todos colores.
Las conversaciones de mesa a veces terminan con la
pregunta : ¿ y a ti, te gustaría que te desconecten ?
¿quieres que te cremen?
No sé que tan normal es mi relación con la muerte
es que simplemente con el paso del tiempo empece
a sentirla de una manera más amistosa, a aceptar el
hecho de que todos vamos a morir algún día, por más
inexplicable o doloroso que parezca.
Con esto no quiero decir que cuando he sentido algún
tipo de cercanía, se ha dejado de acelerar mi corazón
o ya tengo absolutamente superado el tema.
Simplemente me voy poniendo interrogantes y simbolismos
que le dan un sentido ( eso sonó a religión).
Por mi interés en los ritos y ceremonias de la vida,
me he dado cuenta que la muerte es como el patito
feo, nadie piensa ni habla de ella, el hijo guacho del
que nadie quiere hacerse cargo.
Estuve una semana en cama y uno de los días en que estaba
peor mi hermana chica andaba con un globo, pensé lo siguiente:
Cuando chica si tenia un globo y de repente se reventaba
era una situación bastante traumatica y triste, por otro lado
estaba ese globo que duraba una semana o a veces mas y empezaba
a perder aire de a poquitos, el látex tenia una textura extraña casi
desagradable y me daba una desesperación, ganas de apretarlo.
Mi hermana me mostró el globo desinflándose de a poco y no pude
evitar pensar : yo no quiero que me pase eso.